Cuando las empresas premian a las personas equivocadas, pueden estar enviando un mensaje erróneo que afecta la moral y la productividad del equipo. Este fenómeno puede llevar a que los empleados más valiosos y productivos se sientan desmotivados y, en última instancia, abandonen la organización. A continuación, se analizan las implicaciones de esta situación y se ofrecen recomendaciones para evitarla.
Premiar a los empleados que no contribuyen de manera efectiva puede tener consecuencias devastadoras. Un estudio de la Escuela de Negocios de Harvard estima que mantener a un trabajador tóxico puede costar a una empresa más de 12,000 USD al año debido a la disminución de la productividad y el aumento del ausentismo. Además, un informe de Career Builder indica que el impacto financiero anual de un empleado tóxico podría ser aún mayor, con una cuarta parte de las empresas estimando pérdidas superiores a 50,000 USD.
Cuando se premia a empleados con bajo rendimiento o comportamientos tóxicos, se crea un ambiente laboral negativo. Esto no solo desmotiva a los empleados competentes, sino que también fomenta una cultura de competencia malsana y desconfianza. Los empleados pueden sentirse desalentados al ver que sus esfuerzos no son reconocidos adecuadamente, lo que puede resultar en una alta rotación de personal y un clima laboral tóxico.
El uso del sistema de recompensas y castigos puede ser contraproducente. Aunque inicialmente puede motivar a algunos empleados, a largo plazo genera un ambiente laboral estresante y competitivo que puede llevar a problemas como depresión y ansiedad.
La falta de reconocimiento genuino para los buenos empleados puede hacer que se sientan menospreciados y provocar su salida.
Premiar a las personas equivocadas no solo afecta la moral del equipo, sino que también puede llevar a la pérdida de talento valioso. Las empresas deben ser conscientes de cómo sus decisiones impactan la cultura organizacional y trabajar activamente para crear un ambiente donde todos los empleados se sientan valorados y motivados. Al hacerlo, no solo mejorarán la retención del talento, sino también su productividad general.