A lo largo de mi carrera, he tenido el privilegio de compartir conocimientos en ventas y en la Experiencia del Cliente con empresas de toda Latinoamérica. Sin embargo, varias veces he rechazado solicitudes de empresas para dictar conferencias o talleres. La razón es simple: la ética y la integridad son principios inquebrantables para mí.
He visto que algunas empresas buscan a un conferencista no para formar, sino para usarlo como un intermediario que diga a sus empleados lo que ellos mismos no se atreven a comunicar. La excusa suele ser la misma: «Si lo dice alguien de fuera, le van a creer más que a nosotros». En esos casos, les pregunto cuál es el mensaje que quieren transmitir, y es ahí donde empiezan las señales de alerta. En muchos casos, descubro que lo que buscan no es mejorar la experiencia de su equipo, sino darles un mensaje duro o incluso reprochable de forma indirecta. Ahí es cuando decido no seguir adelante, porque mis principios me impiden actuar de esa manera.
No puedo hacerme eco de un mensaje que debería salir desde la dirección general, con autenticidad y claridad, y sobre todo, con el compromiso genuino de mejorar el ambiente laboral y de apoyar a sus empleados. Un conferencista no es un sustituto para la comunicación directa de un líder. Y aunque entiendo que a veces puede ser difícil para los líderes comunicar ciertos temas, la solución no es delegar estos mensajes en terceros, sino desarrollar el valor y la empatía para comunicarlos de frente, de una manera constructiva.
En mi enfoque formativo, trato de ayudar a las empresas a fortalecer su cultura de comunicación y liderazgo, para que sean los propios directivos quienes inspiren y guíen a sus equipos. La experiencia me ha demostrado que el cambio real y profundo solo ocurre cuando hay transparencia y un compromiso honesto desde adentro, no desde un mensaje impuesto por un externo.
Rechazar algunas solicitudes no ha sido siempre fácil, pero prefiero ser fiel a mis principios. Acepto trabajar con empresas que realmente quieren cambiar y mejorar, no con aquellas que buscan una solución rápida para problemas que necesitan ser enfrentados con responsabilidad y liderazgo.