A menudo, al iniciar un taller en alguna empresa, pregunto a los participantes: ¿Saben por qué estamos aquí? Y es curioso, porque la mayoría de las respuestas suelen ser algo como: «Me enviaron a tomar un curso», «Es obligatorio», o «Porque lo pidió mi jefe». Raras veces escucho a alguien que realmente conozca el propósito y la intención detrás de esa formación.
Roger Schank dijo: «El aprendizaje ocurre cuando alguien quiere aprender, no cuando alguien quiere enseñar». Y esta frase me resuena profundamente. La verdadera formación no debería ser una imposición, sino una oportunidad, un momento en que el colaborador entienda que ese conocimiento puede transformar su forma de ser y de hacer las cosas. Ahí radica la diferencia: no en la obligación, sino en la motivación y en el propósito.
Llevo años resaltando que lo que ofrezco no es «capacitación», sino formación. Porque capacitar, en su esencia, es enseñar a hacer, mientras que formar es enseñar a ser. Es una estrategia más profunda, que va más allá de las tareas y los procedimientos; busca moldear actitudes, comportamientos y enfoques que fortalezcan la cultura de la empresa y mejoren la experiencia del cliente.
Aquí es dónde puedo ayudarte.
Ayudar a tu equipo a encontrar sentido en lo que hace, a entender el valor y el impacto que pueden generar. Mi propósito es que cada uno de ellos descubra el «por qué» detrás de cada actividad, proyecto o tarea. Cuando un colaborador comprende ese «por qué», la transformación ocurre de manera natural.
Cuando la directiva de una empresa decide invertir en la formación de sus empleados, debe hacerlo con la claridad de que el cambio no provendrá de un simple curso, sino de una estrategia comprometida de la dirección, que inspire y motive a los equipos. Al final, las empresas más exitosas son aquellas que no solo instruyen, sino que transforman. Mi labor es colaborar en ese proceso de cambio, ayudando a crear una experiencia que conecte con cada uno de los participantes y los prepare para ser agentes activos en su desarrollo y en el de la empresa.
Si quieres que la próxima vez que se realice una formación en tu empresa, los participantes respondan con claridad y entusiasmo a la pregunta ¿Por qué estamos aquí?, entonces es hora de redefinir lo que significa formar.
¡Se aprende por interés no por obligación!