Invertir en talleres de Experiencia del Cliente y Ventas puede ser uno de los pasos más importantes para impulsar el crecimiento de una empresa. Sin embargo, no todos los formatos de aprendizaje funcionan igual de bien, y hoy en día, los talleres en línea, con las cámaras apagadas y la participación ausente, son una pérdida de tiempo y recursos para todos.
Como formador con años de experiencia, puedo decir que pocos elementos son tan frustrantes como impartir un taller en línea donde solo veo nombres en pantalla, sin saber si alguien realmente está prestando atención. Imagina la situación: acabas de hacer un comentario crucial, una observación diseñada para que los asistentes reflexionen y se cuestionen… y al dirigir la pregunta a un nombre en la pantalla, ¡no hay respuesta! Silencio total. No porque no tengan nada que decir, sino porque no están ahí, no están presentes en cuerpo ni en mente. Esto convierte el aprendizaje en un ejercicio vacío, y el taller pierde su esencia.
Para lograr una verdadera transformación, la experiencia debe ser personal, interactiva y bidireccional. Los talleres presenciales permiten que los participantes absorban el contenido no solo con la mente, sino también con las emociones y la empatía que se genera al interactuar cara a cara. Estos elementos son clave en temas como la Experiencia del Cliente, donde no solo importa lo que se dice, sino cómo se vive y se siente en el entorno laboral.
La diferencia entre un taller en línea con cámaras apagadas y uno en persona es como la noche y el día. En un entorno presencial, puedo ver la reacción de cada asistente, puedo percibir el impacto de mis palabras, y puedo ajustar el contenido de acuerdo con la energía de la sala. Este intercambio humano es vital para que los conceptos se interioricen y se conviertan en acción dentro de sus roles diarios.
La formación en Experiencia del Cliente y Ventas requiere compromiso y presencia activa. No es simplemente “impartir conocimientos”, sino trabajar juntos en modificar actitudes y comportamientos, en construir relaciones que duren y se reflejen en cada interacción con el cliente.
Entonces, antes de invertir en un taller en línea, piense bien si realmente obtendrá el cambio que espera. La experiencia nos ha mostrado que, sin la participación y la atención completas, la capacitación en línea puede ser solo una casilla más que marcar, sin ningún impacto real en los resultados de la empresa.
¿Quiere ver resultados verdaderos y duraderos en su equipo? Considere la formación en un ambiente donde la presencia y la interacción no solo se valoren, sino que sean obligatorias. La inversión en formación de calidad es una apuesta segura hacia el éxito, siempre que el aprendizaje realmente se lleve a cabo.
Un amigo me dice que cuando dicta talleres en línea, parece que esta en una sesión de espiritismo: Se la pasa preguntando: ¿Estas hay Juan, Luisa, me escuchan?, levanten la manos para saber si siguen en línea.