Es mejor fracasar… que ser un fracasado
En el ámbito profesional, el fracaso tiene mala reputación. Sin embargo, es mucho más valioso fracasar que vivir en la mediocridad. He observado cómo algunas personas le apuntan muy bajo a su crecimiento profesional y, sorprendentemente, siempre alcanzan su objetivo. ¿Por qué sucede esto? Porque se conforman con ser buenos en la mediocridad.
En un mundo donde el talento, el esfuerzo y la perseverancia son premiados, hay quienes prefieren moverse en el territorio cómodo de lo «suficiente». Cumplen con sus tareas, evitan riesgos, y se sienten seguros en la monotonía. Pero lo más peligroso es que esta zona de confort no solo estanca su crecimiento, sino que les lleva a convertirse en fracasados sin darse cuenta.
¿Y qué es un fracasado? No es alguien que intenta y no logra su objetivo, sino quien ni siquiera se atreve a soñar más alto. Un fracasado es quien prefiere jugar seguro, no se arriesga, y nunca experimenta el dolor ni la satisfacción de haber intentado algo grande. Se quedan en la mediocridad y, tristemente, nunca tendrán mucha competencia en las alturas. Los que alcanzan esas cimas son quienes han abrazado el riesgo de fallar, quienes han visto en el fracaso una oportunidad de aprendizaje y evolución.
«Todo hombre debe decidir, una vez en su vida, si se lanza a triunfar arriesgándolo todo, o se sienta en su balcón tranquilamente a contemplar el desfile de los triunfadores.» Esta frase de Emerson es un recordatorio poderoso de que el momento de decidir siempre llega.
Fracasar es una parte natural del éxito. Los errores son lecciones, y las caídas nos enseñan dónde no volver a tropezar. Pero vivir en la mediocridad es una decisión, una que está libre de desafíos, pero también de logros importantes.
Así que la próxima vez que sientas miedo de fracasar, recuerda: es mejor fracasar con dignidad y aprender de la experiencia que nunca arriesgarse y vivir cómodamente en la mediocridad. Porque mientras tú sigues avanzando, quienes eligieron no intentarlo se quedan en el mismo lugar, lejos de cualquier competencia y aún más lejos del éxito.